martes, 23 de diciembre de 2014

“Toño el cuervo”


 Desde la dimensión del pueblo encantado que existió en el papantón, llegó a la memoria, la remembranza de uno de los nuestros…

 Esta, es la historia, de un hombre muy pobre, aunque no por esto menos célebre. Él fue “Toño el cuervo” quien en el ocaso de su vida Dios le concedió venir a morir a su tierra Juanacatlán, Jal. Él fue un muchacho grande y toda su vida la llevó de trotamundos, su vida siempre la completó con la vida de los demás, aquí, allá y acullá. 

Como no tenía perro que le ladrase, se daba el lujo de darle rienda suelta al estado de humor en que se encontrara. A veces lo mandaba a uno por un tubo con el saludo, y otras casi se le acurrucaba a uno para acompañarse y sentir calor humano. Le gustaba dormir en los quisios de las puertas o en un rincón cualquiera; después de meses de ausencia, o a veces de años, amanecía de repente, el bulto en alguna banqueta tapado con alguna tilcua de cobija, o a la mejor ya sentado chupándose una chora de cigarro para desamodorrarse a la luz de un nuevo dia. A todos nos reconocía con alguna mirada o con algunas palabras, y a quien desconocía, preguntaba: y ese cabrón ¿quién es? O ¿quién es esa vieja? ¡está buena! Cuando tenía hambre pedía: Dame un taco o ¿no trais que me dispares un refresco? O aparecía de súbito en alguna fiesta o tertulia y convivia discretito entre sus queridos paisanos y también le servían su banquete y se recreaba también con el regocijo y con la música; infinidad de veces, no faltó, algún insolente que se quisiera burlar de él por su forma de vivir y por su apariencia toda andrajosa, a esto él replicaba con una mentada de madre o les hechaba en cara “tu ni eres de aquí cabrón, sigue chingando y te voy a desterrar del pueblo”.
 Dentro de su peculiar forma de ser era una persona muy procurona que sabía superar los complejos de inferioridad en situaciones altamente determinantes. Llegó a ser muy apreciado por el presidente de la república “Luis Echeverría Álvarez”. Dicen que durante su campaña presidencial Toño se coló entre sus seguidores y a donde quiera que fuera el candidato en ese entonces, y a cualquier ciudad de la república que estuviera en proselitismo aparecía Toño hechando ¡vivas! Para el PRI y su candidato, gritando aquel: ¡arriba y adelante! Arengando así a las multitudes. Echeverría acabó por fijarse en él, y le calló bien por folclórico y espontáneo. Cuando Luis Echeverría Álvarez tomó la posesión de la presidencia de la república, Toño se dedicó a rondar por palacio nacional, pidiendo que lo dejaran entrar a hablar con el presidente. 
Los grandes gargantas políticos y militares a quienes se les acercaba lo juzgaban de lucas, hasta que en una de esas alguien lo reconoció y lo llevó hasta la presencia del ya presidente de la República. Dicen que cuando lo vio don Luis, inmediatamente lo saludó y le prodigó un estrecho abrazo y le dijo: “¿Cómo estás Antonio? Mira Toño ya soy presidente de México, tu me ayudaste mucho durante mi campaña, ¡pídeme lo que quieras!” Toño ya tenía una petición y fue la siguiente: “yo quiero que le de tierras a los campesinos de mi pueblo en Chiapas” El presidente Echeverría no juzgó de lucas a Toño sino que le concedió su deseo de forma oficial. 

Revista: “Mi tierra” 
Por: Bernardo Morales Barba